Navigation Menu+

Tiempo

Piezas realizadas para la exposición TIEMPO, de Joyeros Argentinos

El tiempo afecta de manera diferente a cada quien, en cada etapa, a cada rato.
Cuando era chica, el lúdico, el de la merienda, el de la lectura solitaria, el del juego con amigas, el del paseo familiar, eran los tiempos esperados,
los tiempos de placer; odiaba el tiempo enjaulado en el despertador que me recordaba las primeras obligaciones de mi vida, y el futuro era un tiempo luminoso lleno de promesas, expectativas y libertad.
Luego, se sucedieron tiempos calmos, tiempos revueltos, tiempos fugaces. Tiempos de paz, de ocio, de reflexión, de desidia. Tiempo estancado en un pantano. También tiempos de placer inconsciente, de viajes, de búsqueda, de espera. Y tiempos en caída vertiginosa, en los que el futuro es un abismo oscuro, el pasado se confunde y el presente es un puente entre dos borrosas versiones de la nada. Tiempos de incertidumbre. Tiempos de dolor.
Cuando el espejo devuelve canas, lentes de presbicia y rictus de agotamiento, el tiempo es un jodido inasible que se burla sin ninguna piedad. Cuando mi hija menor me dice que cada día me quiere más, el tiempo me convida un mate y me guiña un ojo.
Tiempo de diversión, tiempo de descanso, tiempo de trabajo…
Tiempo de sol y calor, tiempo de humedad y lluvia, cómo está el tiempo?
¡Qué odio, los tiempos muertos! El tiempo no se detiene y sigue pasando, las tareas se siguen acumulando, la vida sigue siguiendo, sigo envejeciendo, mis hijas siguen creciendo, los plazos se siguen venciendo… El tiempo va por la autopista y yo monto una tortuga haragana que a veces se equivoca de camino. Y me da por recordar otros tiempos, sin añoranza, más bien para matar el tiempo muerto.
Tiempo que perturba porque pasa, porque falta, porque se acaba, porque se estira… en fin…